No tan rápido Mr. Hawking

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Dos físicos católicos descartaron que el nuevo libro de Stephen Hawking, "The Grand Design", pueda descartar la existencia de Dios como creador del universo, a pesar de que el autor haya lanzado la audaz afirmación de que el universo "se creó de la nada".

El académico jesuita Robert Spitzer explicó que las afirmaciones de Hawking contra la existencia de Dios y en favor de la física reflejan confusiones fundamentales sobre el concepto cristiano de Dios como creador de todo lo que existe, lo que incluye el universo y las leyes de la física que se le aplican.

Según el Padre Spitzer aunque Hawking hable de un universo "creándose a sí mismo de la nada", se presupone que esta "nada" de alguna manera involucra gravedad y otras leyes fundamentales de la física.

Pero los principios como la gravedad no son axiomas irreductibles ni evidentes. Más bien, son las leyes no físicas las que rigen las operaciones ordinarias del mundo físico. No hay comparación entre una creación que se despliega y se desarrolla de acuerdo a las leyes de la materia, y la propuesta de Hawking de "generación espontánea" de la "nada", explica el sacerdote.

Para el experto, Hawking malinterpreta la verdadera relación entre Dios y su creación. "Hawking no ha explicado claramente por qué existe algo en lugar de nada. Sólo ha dicho que algo viene de algo", al describir el desarrollo de un universo que funciona en la base de leyes como la gravedad.

Históricamente, muchos teólogos cristianos, así como filósofos no cristianos, han argumentado precisamente lo contrario del punto de Hawking: las leyes de la física sólo pueden ser atribuidas a un creador infinito, inteligente y no físico.

El "dios" de Hawking

El jesuita Guy Consolmagno, astrónomo del Observatorio del Vaticano, explicó a Catholic News Agency que las condiciones previas del universo en despliegue y sus operaciones no pueden ser una forma de "nada", como Hawking considera, sino condiciones creadas por Dios para el ordenamiento del mundo.

"Dios es la razón por la cual el espacio y el tiempo y las leyes de la naturaleza confluyen en las fuerzas de operación de las que habla Stephen Hawking", señaló.

Para Consolmagno, el desprecio de Hawking hacia Dios se basa no sólo en su denominación errónea de las leyes físicas como "nada", sino también en su falta de comprensión de la noción de trascendencia de Dios. Por lo tanto, Hawking realmente ha descartado un tipo de "dios" en el que los cristianos no creen.

"El 'dios' en el que Stephen Hawking no cree, es el mismo en el que yo no creo. Dios no es sólo otra fuerza en el universo, junto con la gravedad o la electricidad. Dios no es una fuerza a ser invocada para llenar los vacíos de nuestro conocimiento", agrega el experto.

Consolmagno recuerda que "Dios es la razón por la cual la existencia misma existe".

Para el Padre Spitzer, Hawking admite este profundo misterio en el mismo momento en que trata de desestimarlo.

"En mi opinión, el Dr. Hawking no ha demostrado aún que esta realidad no sea necesaria. De hecho, lo implica al considerar la existencia de un inicio en su afirmación sobre el universo que proviene de la nada", concluye Spitzer.

Artículo tomado de: http://lastresllavesdepablo.blogspot.com

Cristianismo Postmoderno

sábado, 18 de septiembre de 2010
Me siento profundamente apenado de leer lo que estoy leyendo, es simplemente devastador y desesperante, una gran tristeza me estruja el corazón. Pero a la vez, no dejo de sentirme agradecido y motivado.

http://fm.cnbc.com/applications/cnbc.com/resources/img/editorial/2013/02/20/100475506-feet-three-arrows-gettyp.600x400.jpgEl 14 de septiembre cumplí 21 años, y mi primo Abraham tuvo el bonito gesto de regalarme un libro de un autor que me interesaba mucho leer. Se trataba de John MacArthur y su libro "Verdad en Guerra", aunque el libro que quería era "Difícil de Creer".

Este autor me llamó la atención porque le escuché decir alguna vez algo como esto en una entrevista que le hizo el afamado Kirk Cameron: "Muchos años atrás cuando fui al seminario quise aprender a cómo interpretar las Escrituras, esa ha sido mi pasión, soy un amante de la verdad y creo que éste libro (Biblia) contiene la verdad [...] cuándo estuve en el seminario pensé que cuando me vaya de aquí voy a tener unas batallas que pelear, habrán batallas sobre inerrancia o autoridad de la Escritura, habrán luchas sobre paradigmas de santificación, habrán asuntos de sistema de gobierno de la iglesia, habrán batallas de la deidad de Jesús y nos anticiparon los asuntos por los que tendríamos que luchar. ¡Nunca! pensé que pasaría gran parte de mi vida tratando de rescatar el evangelio de los evangélicos". Una declaración hecha sin anestesia.

Aunque la pena es grande, me siento agradecido de que se me haya permitido ver una realidad que ignoraba por completo, una realidad contra la que pocos cristianos, entre ellos MacArthur, están luchando.

Estamos viviendo en la llamada era postmoderna, en dónde el racionalismo del modernismo está agonizando y en dónde la nueva verdad es la "incertidumbre". Todos tiene derecho a tener su propia verdad y cualquier proposición absoluta o declaración de certeza es catalogada de arrogante y desprestigiada por una "filosofía" fracasada en su intento de definir "¿Qué es la verdad?", sin partir de la única fuente de verdad: Dios.

Es preocupante que este tipo de filosofía esté teniendo gran aceptación y avance a pasos agigantados. Es preocupante porque se está redefiniendo el concepto de "maldad". Pero la gente parece no darse cuenta que, el mismo derecho que ellos creerán tener para tener 2 mujeres a la vez sin considerarlo malo, será el mismo derecho que tendrá un asesino, un pedófilo o un estafador sin ser acusado.

Una sociedad con estas "premisas" es simplemente absurda e insostenible.

Pero lo que es realmente triste y devastador es que se esté promoviendo este tipo de "filosofía" dentro de la Iglesia Cristiana. Existe un movimiento, un grupo de iglesias alrededor del mundo que se hacen llamar "La Iglesia Emergente" que está teniendo una aceptación masiva en los Estados Unidos y que tienen como propósito renovar la Iglesia, cambiar la forma en la que los cristianos interactúan con la cultura y cambiar nuestra forma de pensar sobre la verdad misma.

Quieren que la teología no esté plagada de proposiciones, ni de declaraciones de verdad ni de ninguna clase de certezas. El mensaje de los evangélicos posmodernizados dice: La certeza está sobreestimada. La seguridad es arrogante. Mejor es cambiar de manera de pensar y guardar su teología es un estado constante de cambio. La Biblia ya no contiene la palabra absoluta ni la verdad de Dios para estos "cristianos". El mundo los ha amoldado a su gusto (Rom 12:2 No os adaptéis al mundo, sino sed transformados por la renovación de la mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: Lo bueno, lo aceptable y lo perfecto).

Algunos de sus exponentes y promotores son Stanley Grenz, John Franke, John Armstrong y Brian McLaren, éste último considerado por la revista Times como uno de los "25 evangélicos más influyentes en América" en el año 2005. Es simplemente preocupante, mucha de la teología cristiana se está viendo afectada, no porque esta filosofía sea profunda, sino porque existen personas que se han dejado seducir por pensamiento ambiguos y se han extraviado de la fe.

¿Qué haremos?, ¿qué nos toca hacer como cristianos fieles?. En la pequeña epístola que escribió Judas (no el Iscariote) parece estar reflejada una realidad similar a la nuestra en la que falsas doctrinas y falsos maestros estaban entrando clandestinamente a la Iglesia y la estaban contaminando. Judas escribió:

1:3 Amados, poniendo toda diligencia en escribiros acerca de nuestra común salvación, tuve necesidad de escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe una vez dada a los santos.
1:4 Porque han entrado disimuladamente ciertos hombres impíos (destinados desde antiguo para este juicio), los cuales convierten en lascivia la gracia de nuestro Dios, y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.

Estamos obligados a contender ardientemente por la fe, a defender la verdad, a no callar el mensaje que se nos ha sido predicado. Citando a MacArthur, tenemos doble función: la de embajadores que llevan buenas nuevas (Is 9:2) y somos soldados encargados de derribar fortalezas ideológicas, decepciones engendradas. Pero nunca olvidemos que nuestra lucha no es contra las personas (Ef 6:12) y nuestro deber como embajadores no nos permite comprometernos o alinearnos con ningún tipo de filosofías humanas, engaños religiosos o cualquier clase de falsedad (Col 3 :8).

Es un resumido "resumen" acerca del deber de cada cristiano en la Guerra por la Verdad. Ya pasó el tiempo de estar cómodos en nuestros asientos.

Dios nos bendiga.